La Mujer de Cabellos Dorados

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«Había una mujer muy extraña pero muy guapa que tenía unos largos cabellos de oro, tan finos como el oro hilado. Era joven y huérfana de padre y madre, vivía sola en el bosque y tejía en un telar hecho con negras ramas de nogal. El bárbaro hijo del carbonero trató de obligarla a que se casara con él y, en un intento de quitárselo de encima, ella le regaló unos cuantos cabellos de oro. Pero él no sabía ni le importaba saber que el oro que ella le había dado no tenía un valor monetario… y cuando intentó vender los cabellos en el mercado, la gente se burló de él y lo tomó por loco. Enfurecido, regresó de noche a la casita de la mujer y, con sus propias manos, la mató y enterró el cuerpo a la orilla del río. Durante mucho tiempo nadie se percató de su ausencia… Pero en su tumba, la melena de oro de la mujer iba creciendo. Los hermosos cabellos se ondulaban en espirales que subían a través de la negra tierra y se enroscaban alzándose cada vez más, hasta que la tumba quedó cubierta por un campo de ondulantes cañas doradas.
Los pastores cortaron las curvadas cañas para construirse flautas y, cuando las tocaban, las flautitas cantaban:

Aquí yace la mujer de los cabellos de oro
asesinada y encerrada en su tumba,
muerta por el hijo del carbonero
porque ansiaba vivir.

Y así fue como el hombre que le arrebató la vida a la mujer de los cabellos de oro fue descubierto y conducido ante la justicia y, de esta manera, los que vivían en las salvajes florestas del mundo, tal como hacemos nosotros, pudieron sentirse nuevamente seguros.»

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«Los leitmotivs del cuento son probablemente fragmentos de un cuento mucho más largo y antiguo que debía girar en torno a la muerte y resurrección de una divinidad femenina.

El fragmento es muy bello y valioso y, además, nos dice algo acerca de la naturaleza de los secretos y tal vez, incluso, qué es lo que se mata en la psique cuando la vida no es debidamente valorada.

…Parte del milagro de la psique salvaje consiste en que, por mucho que se «mate» a la mujer, por mucho que se la hiera, su vida psíquica sigue adelante y aflora a la superficie de la tierra, donde vuelve a brotar con su emocionado canto. El mal cometido se comprende de una manera consciente y entonces la psique inicia la tarea de la restauración… Es la promesa de que, incluso en la más anémica situación que quepa imaginar, la salvaje fuerza vital mantendrá vivas nuestras ideas y su proceso de desarrollo seguirá bajo tierra, aunque sólo durante algún tiempo. En su momento, se abrirá paso escarbando hacia la superficie. Esta fuerza vital no permitirá que se olvide lo ocurrido hasta que se revele el paradero y las circunstancias de la mujer enterrada.»
(Clarissa Pinkola Estés)