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La Armadura

Según los trabajos de Wilhelm Reich, los seres humanos vamos creando a lo largo de nuestra vida una armadura que nos protege de peligros externos e internos. Este acorazamiento consiste en rigidez, endurecimiento o laxitud excesivos de determinados segmentos de nuestro cuerpo, con lo cual se insensibilizan esas zonas y, por consiguiente, no se perciben con nitidez las sensaciones que provienen de las mismas. Es el resultado del miedo al castigo, de prohibiciones y experiencias desagradables de la niñez. A lo largo de nuestra vida estas experiencias se cristalizan, quedando inscritas en nuestra musculatura. Nos encontramos con ello con zonas de nuestro cuerpo en los que no fluye la energía, o bien porque están descargadas o bien porque ésta se encuentra bloqueada en ellas. Es la manera en que se materializa lo que llamamos nuestro carácter.

 

 

La armadura

De esta forma llegamos a un equilibrio, pero a costa de ser más insensibles, lo que nos limita a la hora de expresarnos y de percibir nuestros deseos. Este coste llega a ser a veces tan excesivo que queda colapsada nuestra capacidad de disfrutar y, por tanto, de ser felices. Vivimos entonces prisioneros del personaje que nos hemos ido forjando a lo largo de nuestra vida.

Para cambiar este estado de cosas, lo más eficaz es unir un trabajo de análisis con una actuación directa a esos grupos musculares. De eso se encargan las psicoterapias de corte psicocorporal, como la Bioenergética –técnica desarrollada por Alexander Lowen y John Pierrakos, basándose en los conceptos desarrollados por su maestro W. Reich.

Existe un gran paralelismo entre los segmentos descritos por Lowen y la milenaria sabiduría oriental en lo relativo a los centros de energía o chakras. Lowen también recogió gran parte de estos conocimientos en lo referente a la respiración profunda y determinadas posturas y ejercicios encaminados a estimular estas zonas del cuerpo.
Si no estamos centrados exclusivamente en obtener una serie de resultados estéticos, a través del baile también es posible contribuir a este trabajo. Podemos llevar a la conciencia esas zonas y su significado, flexibilizarlas, dotarlas de vitalidad, descargarlas de un exceso de tensión, robustecerlas, etc. Cada uno de esos segmentos corporales está relacionado con una serie de emociones que se hallan en nuestra musculatura – jugando un importante papel en ello las faccias. Al movilizarlas se ‘despiertan’ las emociones allí almacenadas. Por tanto, el baile nos va a permitir activar las emociones y la energía del individuo, que circulen y se redistribuyan.

El Sistema Río Abierto –técnica desarrollada por Mª. Adela Palcos- activa dichas zonas “a través de la imitación de los movimientos del instructor o por medio del movimiento libre” “… En el primer caso, el instructor que coordina el grupo se mueve siguiendo la música y es imitado por los participantes que, ubicados en círculo, siguen sus movimientos y expresiones. De este modo, el alumno se siente llevado a hacer nuevos movimientos y a expresarse de manera para él insólita.” “… En el movimiento espontáneo libre, los alumnos, siguiendo la música, pueden tener la oportunidad de encontrar por sí mismos la completa expresión de aquello que sienten, y reconocer dentro de sí mismos maneras nuevas y más completas de manifestarse.” (Vicenzo Rossi, ‘La vida en movimiento. El Sistema Río Abierto. Sanar los bloqueos emocionales’. Ed. Kier).

Por su parte, el flamenco posee una serie de características que encajan a la perfección en esta forma de trabajo. El hecho de que, como se ha dicho, tiene un carácter lúdico, facilita esta tarea, ya que el placer de realizarlo trasciende las metas específicas que nos marquemos.

Sin pretender hacer una exposición exhaustiva de cada uno de estos segmentos, vamos a reseñar los más llamativos, lo cual nos ayudará a entender mejor lo relativo a la que llamamos ‘Energía Flamenca’.

Los pies

Para la Bioenergética los pies son los que nos permiten el contacto con la tierra, el grounding o asentamiento, lo que representa el contacto con la realidad.

La sabiduría popular así nos lo muestra, pues decimos que alguien “no tiene los pies en la tierra” cuando vive en la fantasía, cuando su contacto con la realidad es pobre.

Y efectivamente, cuando nos evadimos tenemos la tendencia a elevar la energía hacia arriba, reduciendo el apoyo de los pies con el suelo. En el baile flamenco, realizamos un trabajo exhaustivo con los pies a través del zapateado, también caminando ‘a la manera flamenca’ o incluso con otro tipo de movimientos en los que no están comprometidos los pies –como en el braceo-, pero que están firmemente asentados en el suelo. Se suele decir que el flamenco es un baile “de raíz”,ya que dirigimos nuestra fuerza hacia abajo y, por el principio de Acción y Reacción, el suelo nos devuelve esa fuerza para erguirnos y dirigir nuestros movimientos.

Plexo Solar

Es un centro neurálgico de las emociones, teniendo mucho que ver, entre otras, con la respiración, el miedo y el control postural.
De la importancia de
la respiración hay
abundantes notas en este
trabajo, apoyados en la
experiencia y las
aportaciones de fuentes
muy diversas; entre ellas,
destaco la del bailaor y
maestro de baile
Andrés Marín (padre) que,
desde una óptica diferente
–su práctica, sus maestros
y su intuición-, coincidía con
la sabiduría oriental y la psicología.
No en vano se habla de la respiración de los cantes y también de los pasos de baile.
En relación al miedo, dedicamos más adelante un apartado específico, dada la gran repercusión del pánico escénico es decir, el miedo a mostrarse al bailar individualmente.
También la presencia de emociones ‘viscerales’ en este arte, nos da una idea del trabajo que se realiza en esta zona en cuanto a la percepción y expresión de las mismas. Por último, para el control postural y el equilibrio, tiene un papel primordial fijar la atención en esta parte.

La pelvis

Se derivan de aquí emociones relacionadas
con la sexualidad y la sensualidad.
Los llamados movimientos de caderas en el flamenco tienen una amplísima presencia en este baile –especialmente en el baile de mujer- cubriendo todo el espectro, desde lo más sutil a lo más explícito.

Cadera

Pecho y Brazos

 Los movimientos de brazos, tan relacionados con la musculatura del tronco, nos van a permitir movimientos de abrir y cerrar, lo cual es un patrón esencial de los movimientos que caracterizan a lo vivo. También la flexibilidad en esta zona va a repercutir en nuestra capacidad de fluir de unos movimientos a otros. Esta zona está relacionada con los sentimientos relativos a la esfera de lo afectivo.

Manos

Esta zona tan relacionada con el contacto con los/as demás, tiene una atención privilegiada en el movimiento de las manos y en el percutir con las palmas. La conexión energética de las manos con el corazón por un lado, y la influencia en las articulaciones por otro, dan una perspectiva de los beneficios que se obtienen de su trabajo.

Garganta

Las dificultades en la expresión oral están con frecuencia relacionadas con una musculatura espástica a este nivel.

También los bloqueos en esta zona tienen que ver con el control y la comunicación de las sensaciones en dirección a la cabeza, lo que dificultará a su vez la toma de conciencia de las señales emitidas por nuestro cuerpo. No sólo en el cante, sino también en el corro de una fiesta flamenca, el jalear de los palmeros y las exclamaciones espontáneas de los asistentes, forman parte de la música.

Cuello y Cabeza

Las dificultades en la expresión oral están con frecuencia relacionadas con una musculatura espástica a este nivel. También los bloqueos en esta zona tienen que ver con el control y la comunicación de las sensaciones en dirección a la cabeza, lo que dificultará a su vez la toma de conciencia de las señales emitidas por nuestro cuerpo. No sólo en el cante, sino también en el corro de una fiesta flamenca, el jalear de los palmeros y las exclamaciones espontáneas de los asistentes, forman parte de la música.

El Compás

El compás en la Autoestima Flamenca

Algunas intuiciones y algunas certezas sobre el ritmo:

De todos es conocida la presencia del ritmo en las actividades cotidianas que realizamos y cómo la alteración del estado de ánimo modifica su cadencia. Los estudios de cinesis y de sincronía interaccional describen la armonía entre los ritmos fisiológicos, del lenguaje oral y de los gestos, y de su influencia en la empatía y en los procesos de inclusión o exclusión en los encuentros humanos. También existen investigaciones sobre las alteraciones del ritmo en casos de trastornos cerebrales o de ciertas enfermedades (esquizofrenia, autismo, Parkinson, epilepsia breve, afasia y tartamudez).

Según William Condon, lo bioeléctrico –el sistema nervioso del cuerpo que funciona mediante descargas eléctricas de los nervios-, vibra rítmicamente en respuesta al sonido del discurso –propio o ajeno-.

Por nuestra parte, los seres humanos estamos inmersos en un gran conjunto de ritmos fisiológicos: ritmos circadianos, el latido del corazón, ritmo respiratorio, etc. Incluso estamos influidos por el recuerdo de estos dos últimos ritmos de nuestra madre, percibidos en el tiempo de gestación.

 

La secuencia rítmica aporta seguridad al fijar límites que se repiten uniformemente en un espacio de tiempo. El estado de meditación está relacionado con una longitud de onda característica del cerebro. Determinadas vías de meditación incluyen acciones repetitivas, con un compás concreto, conduciendo a un estado de trance. Es el caso de los giros de las danzas derviches, las letanías o la concentración en el ritmo respiratorio.

En el flamenco, tocar las palmas durante un largo período de tiempo provoca ese mismo estado de trance.

No disponemos de datos suficientes, pero intuimos que, de la misma forma que ser capaces de llegar a una sincronía con los ritmos de los/as demás es determinante para que exista una armonía en las relaciones personales, existe la posibilidad de trabajar a través del ritmo con las habilidades sociales, con la integración en el grupo y con las emociones. A veces hemos encontrado personas que manifiestan ‘no tener sentido del ritmo’ o se definen como ‘arrítmicas’. Pensamos que esta facultad natural puede ser reeducada a través del flamenco, con lo que de alguna forma “pondríamos en hora” el reloj de sus emociones y su sintonía con los/as otros/as. Pero, de todos los palos flamencos, ¿cuál es el más adecuado para alcanzar estas pretensiones?  

Bailes de Fiesta

Bailes de Fiesta

Para iniciarse nosotros escogemos el Baile Flamenco por Fiesta: Tangos Flamencos, cuyo compás de 4/4 es más fácil de aprender y, para un nivel más avanzado nos adentramos en las Bulerías de compás ternario y de amalgama. Además del ritmo, estos bailes presentan varias ventajas:

a) Diversidad de sentimientos.

Aunque pueda creerse lo contrario, en el flamenco la fiesta no es sinónimo de superficialidad o frivolidad. Más bien, con estos bailes se pueden expresar una riquísima variedad de sentimientos: desde lo más hondo a lo más liviano, desde lo más sublime a lo que permanece oculto en nuestra sombra.

b) Complejidad variable.

Estos bailes se pueden realizar con movimientos relativamente simples, pero también pueden alcanzar un alto grado de complejidad. Además, estos movimientos pueden tener diferentes calidades: con fuerza, con delicadeza, con velocidad, con lentitud, con sensualidad, con descaro, con humor… Por tanto, son atractivos para todo tipo de personas, desde las que tengan más dificultades para el aprendizaje o se estén iniciando, hasta quienes deseen profundizar en una técnica más avanzada.

c) Trasciende lo académico.

Al contrario que los bailes de escenario, después de un período de aprendizaje es relativamente fácil realizarlo fuera del contexto de la clase. Tan sólo basta un grupito de aficionados para hacer una fiesta. Por el contrario, los bailes de escenario suelen requerir una serie de ensayos con un grupo ya bien iniciado y un conocimiento mucho más profundo, con lo que el/la estudiante no suele ser capaz de exponer su trabajo hasta después de varios años de aprendizaje.

d) Posibilidad de improvisación y creatividad.

La improvisación y la creatividad forman parte del baile flamenco y muy en especial del baile de fiesta. Esto no está reñido con el aprendizaje de una técnica, ya que ésta nos va a posibilitar superar nuestros límites, pero no es la única herramienta. Como se dijo anteriormente -y volveremos a insistir en el capítulo destinado a las herramientas-, dándole un espacio a la creatividad y a la improvisación, permitimos y potenciamos la aparición de movimientos genuinos e incorporamos movimientos que conocíamos antes de asistir al taller; con ello entramos en el proceso de ser más auténticos y espontáneos. Así, el aprendizaje puede convertirse en un camino de Crecimiento Personal. Para llegar a ser espontáneos/as al bailar, es preciso también un aprendizaje, el cual va a consistir en un proceso de autoconocimiento y de ser capaces de trasladarlo a un código flamenco ¿Cómo es posible compaginar ambas pretensiones sin encorsetar a los/as nuevos/as aficionados/as? Necesitamos aprender en qué consiste la Energía Flamenca.

La Energía Flamenca

Partiendo de un enfoque en el que nos centramos en la forma de manifestarse la energía del individuo, pasamos a analizar las características que definen los movimientos que se realizan en el baile flamenco.

       Según la forma de trabajo de la Autoestima Flamenca, existen diferentes tipos de calidades de energía relacionadas con los diferentes estilos de movimientos y con las zonas del cuerpo que se ponen en funcionamiento. El conjunto de estas calidades de energía es lo que llamamos Energía Flamenca. Dedicamos una gran atención más que en un paso concreto, en que el/la participante en el taller vivencie cada uno de los diferentes tipos de movimientos, ofreciendo la oportunidad de que cada cual investigue sobre estos códigos y cree su propio estilo.

 

       Una vez que se ha trabajado con cada uno de ellos por separado y su significado, los integramos todos en el baile. Para ello, se alternan de acuerdo con la estructura del cante y con las emociones que se despiertan en cada momento.

       Estas diferentes calidades de movimiento son los que se describen a continuación:

A) Movimiento Majestuoso

Es un tipo de movimiento lento y minimalista. Procede de la seguridad en uno/a mismo/a, que en gran parte se debe a cómo somos capaces de estar asentados sobre nuestros pies, a estar en nuestro centro y a comunicar lo esencial. En este estado, el baile no es preciso recargarlo de pasos ni florituras, ya que no tenemos la necesidad de demostrar nada. Con pocos movimientos podemos transmitir mucho más; paralelamente en el lenguaje oral se establece que “vanamente se dice con muchas palabras lo que con pocas se puede entender” (F. de Rojas, ‘La Celestina’). La lentitud imprime una gran trascendencia al movimiento que se realiza, lo cual es sentido no sólo por quien lo contempla, sino también por quien lo ejecuta. Con ella concedemos una gran importancia al gesto que realizamos, viviéndose con mucha intensidad el tránsito que va desde el comienzo al fin del mismo, ya que fijamos toda nuestra atención en él.

Movimiento majestuoso

       Es muy reveladora la dificultad que tienen un gran número de personas en realizar movimientos pausados. En el contexto del baile, es característico que se quiera ‘hacer’ lo máximo para mitigar la inseguridad. Pero incluso en los ejercicios previos de entrenamiento, se percibe el estrés que vivimos cotidianamente y el excesivo afán por resolver y ser eficaces: es como si tuviéramos atrofiada nuestra capacidad de detenernos y concentrarnos en una única acción. Precisamente por eso, es de suma importancia que nos reeduquemos en esta actitud y recuperemos el control de nuestros movimientos. Por otro lado, cuando una persona sale a bailar en una fiesta, lo que realmente importa no es tanto el contenido del baile sino su presencia. Apreciamos el atrevimiento de exponerse ante los demás, el tomarse el tiempo que le corresponde para expresar y ser recibido. No afecta tanto la extensión de su mensaje o la sofisticación de su contenido. Ésos son adornos que, por supuesto, son un valor añadido, pero lo que más nos conmueve es lo que es capaz de transmitirnos: mostrar su esencia y su autenticidad a través de su figura. El flamenco en ese sentido es tan rico, que no repara en si ésta cumple o no con los requisitos estéticos del momento. De hecho, es característico el valor que se le concede a una persona de edad avanzada u obesa, independientemente del nivel técnico de su baile.

Sensualidad

B) La Sensualidad

      Una característica esencial de muchos movimientos del Baile Flamenco es su gran carga de sensualidad y erotismo. Como trabajo preparatorio, se realizan ejercicios de bombeo con el músculo Pubococcígeo (PC) y movimientos pélvicos, todo ello acompañados de respiración profunda y una música adecuada.

      Se lleva la conciencia a esta parte de nuestro cuerpo relacionada con la sexualidad y la sensualidad. Descubriendo los bloqueos y las emociones asociadas, vemos la necesidad de ‘limpiar’ esta zona para ampliar nuestra capacidad de amar y de dar y recibir placer.

      Bailar desde la cadera puede ser una buena forma de investigación individual sobre este tema y como herramienta para desbloquearla. Consistiría en realizar un movimiento con la pelvis, el cual va a generar otros movimientos de músculos asociados y éstos a su vez, otros y así sucesivamente. Hemos generado un movimiento de todo el cuerpo originado desde la pelvis. A continuación iniciamos otro movimiento pélvico que dará lugar a otros, desplazándonos por el espacio, lo que da lugar a un tipo de baile libre y original. No se trataría de hacer un baile completo (con su entrada, pasos específicos y remates en el momento apropiado), sino de dejarse llevar por la cadencia musical a partir de esta zona del cuerpo. Dentro de los movimientos de caderas, hay muchos tipos de danzas que también lo incluyen, como son la danza del vientre o los bailes latinos.

       Pasado un tiempo, cuando se busque el darle un carácter específicamente flamenco a nuestro baile, se pueden buscar las semejanzas y diferencias con estos otros estilos, no sólo por obtener un resultado más estético o conforme con la tradición, sino sobre todo, por incorporar nuevos patrones que amplíen nuestra capacidad expresiva. Y es que el “patrón flamenco” tiene un abanico amplísimo de posibilidades, abarcando desde movimientos sutiles cargados de sensualidad hasta otros que –fuera del contexto del baile- podrían ser considerados excesivamente atrevidos.

       Resulta sumamente adecuado el uso de los tangos flamencos para este trabajo. Los tangos, según describe José Luis Navarro García en su libro ‘De Telethusa a La Macarrona. Bailes andaluces y flamencos’, era un baile típico de los esclavos negros. Llegado a nuestras costas allá por 1830, tuvo una gran acogida, evolucionando hasta convertirse en uno de los palos más importantes. Aún hoy conserva la sal y la picardía, la sexualidad y sensualidad características de estos bailes de origen afrocubano.

       Como nos enseña el Tantra, la energía sexual es tan poderosa que generarla y saber redistribuirla nos aporta una dosis de vitalidad inmensa. Pero los beneficios no se quedan ahí, sino que estos ejercicios contribuyen a mejorar problemas de incontinencia, dolores menstruales, dolor en la zona lumbar, estreñimiento, etc.

Energía Sensual

Ser capaces de expresar nuestra sensualidad y ser aceptados y bien recibidos aporta una inyección de autoestima inmensa, especialmente porque podemos sacar a la luz un aspecto de nosotros que frecuentemente se halla recluido en la esfera de lo secreto. Puede llegar a ser tan revitalizante como compartir confidencias en un ambiente de complicidad.

C) Energía Contenida y Asertividad

       Otro tipo característico en el flamenco son los movimientos intermitentes. Paradas en seco y ausencia de movimientos confieren un gran contraste a lo realizado anteriormente o con posterioridad, aumentando exponencialmente el dramatismo. Tienen el mismo efecto que un silencio en una música o en una conversación. Paradójicamente, son con frecuencia más expresivos que los propios sonidos o, en el caso del baile, de los mismos movimientos.  Sin embargo, el hecho de que no nos movamos no quiere decir que bajemos el nivel de energía. Los músculos se mantienen en tensión durante un tiempo manteniendo la postura en actitud de baile. 

       Para la investigación individual de los/as alumnos/as, resultan de sumo interés los Juegos de Estatuas. Con estos juegos nos adiestramos en detener completamente el movimiento y mantener la tensión, lo que implica un control del tono muscular y un significado simbólico de la postura que adoptamos. Estos aspectos los desarrollaremos por un lado, en el apartado referido a las dinámicas de grupo y por otro unas líneas más abajo, en la descripción de la historia de la joven G.  Estas paradas en seco, llamadas desplantes o remates, suelen coincidir con interrupciones bruscas en la música. Para llevarlos a cabo, es necesario un aprendizaje de la música (compás, cante y toque), que se irá realizando previamente. Hay también una serie de posturas características del flamenco o incluso series coreográficas que llevan al momento final. Son de gran brillantez, siendo muy interesante conocerlas, ya que provienen del riquísimo acervo de la tradición flamenca o de la creación de geniales artistas. Pero además del aprendizaje por imitación, vemos la importancia de ofrecer también la posibilidad de que cada persona investigue las suyas propias, dándole un matiz flamenco.

       Existen también movimientos mínimos cargados de una actitud de espera, a la expectativa. De igual forma que habíamos hablado antes, no es un estado pasivo, sino que estamos a la escucha, preparados para el siguiente movimiento. Es lo que llamamos la Energía Contenida. En los círculos de cabales, es una actitud muy apreciada ya que implica un respeto al cante, al tiempo que le cede el protagonismo. Este tipo de movimientos están vinculados con el tema de la Asertividad. Podríamos definir la Asertividad como la capacidad de expresar lo que queremos o no queremos de forma adecuada a lo que requiere la situación. Esto nos conduce a los conflictos que se generan en relación a los límites, a la expresión de la agresividad, al pedir lo que necesitamos y la aceptación de las alabanzas.

Asertividad y límites

Los límites

       El hecho de poner límites a los demás es una necesidad que, sin embargo, resulta especialmente gravoso en nuestro entorno afectivo. Alimentados por un miedo inconsciente a perder el amor de los demás, por una mentalidad colectiva de cortesía excesivamente estricta e incluso por un rechazo a nosotros mismos cuando decimos ‘NO’, permitimos a los demás que invadan espacios que no deseamos.

       Estos conceptos pueden ser racionalmente comprendidos con bastante facilidad, no obstante, nos resulta con mucha frecuencia bastante penoso ponerlos en práctica. De este asunto se encargan las Técnicas Conductuales de Entrenamiento Asertivo.

       En la medida en que seamos capaces de integrar el cuerpo en este tipo de aprendizajes, aumentaremos su efectividad. Dramatizaciones y técnicas teatrales también aportan este elemento, tal y como se utilizan en las terapias de orientación gestáltica. El baile flamenco puede aportar también un entrenamiento en este sentido, ya que adiestramos nuestro cuerpo para ser capaz de utilizar posturas congruentes con nuestro objetivo, de parar los movimientos en seco y mantenernos firmes.

       Una ventaja que ofrece para ello en el flamenco es el aprendizaje a través de modelos y símbolos. No sólo el profesor o los/as compañeros/as pueden servir de modelo, sino también la persona que está bailando en un escenario o en el centro de un corro flamenco. Efectivamente, en esta situación la persona está investida de una autoridad que le permite expresarse libremente, rompiendo en muchos momentos con las restricciones sociales; percibimos que no sólo no pasa nada, sino que además el/la bailaor/a es aplaudida. Siendo digno/a de ser imitado, determinados tabúes pueden dejar de ejercer su influencia.

       Por otra parte, las actividades que se realizan con el cuerpo tienen un valor como símbolos que también pueden llegar a ser de suma utilidad. Por ejemplo, vamos a referir el caso de G. una joven participante en el grupo de Autoestima Flamenca para mujeres que han sobrevivido a situaciones de maltrato. En su caso, fue abusada sexualmente por un familiar suyo durante un largo período de su niñez. El abusador completó su tarea de oprimir a una persona indefensa haciéndole creer que nadie la querría si revelaba las prácticas que le obligó a realizar. En estas condiciones, la niña acabó sintiéndose culpable, como si hubiera sido ella la que hubiera provocado la conducta de su abusador. Obligada a guardar el secreto, G. se aislaba más y más, lo que provocaba la incomprensión de su familia. Cuando se hizo adulta, llegó a olvidar lo que le había sucedido, pero nació en ella un desprecio a su propio cuerpo, al que sentía de forma inconsciente como responsable de esta situación; esto le condujo a la anorexia y a conductas autolesivas. Gracias a su firme voluntad de vivir, se puso en manos de especialistas que poco a poco le ayudaron a comprender su condición de víctima. Hoy está en un proceso sin vuelta atrás de tomar las riendas de su vida y de situar a cada cual en su sitio. Ella vive hoy el flamenco como una ayuda valiosísima, ya que le permite ir reconquistando facetas de su expresión que estaban desechadas de su repertorio. Ya que el abusador es familiar suyo, aún coincidían en determinadas situaciones y, en ese momento, aún seguía impune de su delito. Él ya no podía abusar de ella, pero continuaba imponiendo su poder, ya que le provocaba un gran nerviosismo y una sensación de desvalimiento. Pero en determinada ocasión G. echó mano del símbolo que manejamos en el baile flamenco del desplante: fue capaz de plantarse como una estatua frente a él, respirar y mantenerse erguida, sin huir. Fue el primer paso de un proceso de empoderamiento que ya no iba a detenerse.

 

Energía flamenca: Agresividad

Agresividad

       Habitualmente se confunde la agresividad con la violencia, sin embargo aquélla es una fuerza genérica que nos permite ir hacia delante para alcanzar nuestros objetivos. Esta energía es preciso que esté disponible, sin prejuicios ni bloqueos a nivel muscular que nos lo impidan. En una situación, por ejemplo, en que nos sentimos injustamente tratados, lo más idóneo es ser capaces de defendernos; de lo contrario, la rabia que generamos se vuelve contra nosotros/as mismos/as.

       A nivel social, cuando las respuestas son mucho más complejas, los métodos de lucha no violenta –desarrollados por Gandhi-, son un modelo de cómo actuar sin el uso de la fuerza, sin que ello suponga abandonarse a la pasividad o la sumisión.

      Hay técnicas de descarga de la rabia contenida almacenada en, por ejemplo los hombros. La Bioenergética puede ser una de ellas, pero también el baile flamenco puede ser un instrumento eficaz para este propósito.

Pedir

       Nuevamente la mentalidad colectiva impone restricciones muy severas al hecho de pedir lo que necesitamos. No sólo se considera una osadía, sino que también es una manifestación de que no alcanzamos el ideal de autosuficiencia -tan apreciado en esta sociedad individualista y de consumo. A esto se añade el pánico que nos invade por la posibilidad de obtener una negativa.

       Desde el momento en que hacemos nuestras estas prohibiciones, delegamos en los otros la responsabilidad de detectar nuestras necesidades y deseos y de gratificarlas. Ser directos no está bien visto, tampoco el mostrarnos vulnerables o dependientes. Sin embargo, la responsabilidad de los otros es la de ser capaces de decir sí o no a nuestras demandas, no la de ser adivinos de lo que muchas veces ni nosotros/as mismos/as somos capaces de percibir.

Energía flamenca: Pedir

       Es obvio que son momentos sublimes en los que alguien nos intuye sin necesidad de expresar con palabras nuestros deseos o nuestro estado emocional. Esto no quiere decir que no hayamos mandado mensajes de otra manera, ni que sea obligatorio que esta situación se dé en todas las circunstancias y relaciones. De esta forma acabamos llenándonos de rencor, usando todo tipo de indirectas cada vez más complicadas o prisioneros de concepciones sobre la propia dignidad completamente desproporcionadas.

       El flamenco nuevamente nos aporta mucha luz sobre estos problemas. Desde dramatizaciones bailadas en las que se reproducen estos conflictos, a letras de cantes en los que la naturalidad, la simplicidad y el ser directos son la nota característica. Además, el poderío del que está investido el que baila, podemos generalizarlo a otras esferas de nuestro comportamiento al formar parte de nuestro repertorio de actitudes, e incluso al cargarnos de imágenes simbólicas que actúan como modelos, como ya hemos referido más arriba.

       Hay, sin embargo, quien identifica estas actitudes como arrogantes o desafiantes. No obstante, en la medida en que somos capaces de hacerlas con frecuencia, nos refinamos hasta el extremo de convertirnos en especialistas. Aprendemos a expresarnos con naturalidad y con la fuerza precisa, pudiéndole añadir una nota de color a este proceso haciendo uso de los recursos que nos brinda la cultura andaluza: el humor, el arte y el salero. Nos encontramos, por ejemplo, en el acervo popular metáforas, frases hechas y dichos, algunos antiquísimos, tan explícitos como elegantes, que llegan a ser auténticas obras de arte.

Apoyo y aceptación

Aceptación de las alabanzas

Una de las paradojas más llamativas de muchos seres humanos es la dificultad que llegamos a tener para recibir las expresiones de afecto de los demás. Una mentalidad moralista de culpabilizar la vanidad nos lleva a no permitir halagos sinceros. Dificultamos así nuestras posibilidades de ser felices.

      Afecta con mucha frecuencia al colectivo de las mujeres, víctimas de la sociedad patriarcal. Por un lado, son tantas las exigencias que se les imponen (ser competentes, al mismo tiempo que reunir características de belleza, juventud permanente, atractivo sexual, simpatía, docilidad, etc.), que resulta difícil de creer cualquier tipo de reconocimiento. Por otro lado, su función durante milenios ha sido exclusivamente la dedicación a los cuidados de los demás. Volcadas en el dar, han visto atrofiada por el desuso su capacidad de recibir. Por eso, en el momento en que les llega una alabanza o una expresión de cariño, existe una tendencia muy generalizada de desviar la atención sobre otro tema, rebatir la alabanza o desconfiar de la posible intención de ser manipuladas.

      Realizamos dinámicas en las que los/as compañeros/as transmiten las virtudes que han percibido de los/as otros/as sin necesidad de devolver el cumplido. Una de las actividades estrella que se realizan en esta dirección es el Túnel de la Felicidad. En ella, cada participante camina lentamente flanqueado por dos filas de compañeros/as, que le tocan las palmas y le jalean. No se precisa hacer nada para alcanzar este regalo, ya que es una expresión de cariño gratuita. La función del que camina es únicamente aportar su presencia y recibir el afecto. ‘Hacer algo’ para merecerlo, caminar rápidamente sin mirar a los/as compañeros/as, son muestras de la presencia activa del Juez, que nos carga de complejos y que nos impide disfrutar cuando llega la ocasión. Para este adiestramiento en recibir el cariño de los/as demás trabajamos posteriormente con una situación genuinamente flamenca: el corro. Como hemos visto, en un corro flamenco, una persona sale al medio del círculo a bailar mientras que el resto toca las palmas y jalea. La función de los/as palmeros/as es de brindar una base rítmica que facilite el baile, pero también es un medio excelente para mostrar nuestro apoyo a la persona que está bailando. Nos entrenamos así en expresar sin ataduras el afecto y a recibirlo.

      Hay que destacar la importancia de aumentar nuestra capacidad de respiración para poder recibir el cariño a grandes dosis. Sin embargo, puede constituir un obstáculo el miedo a exponernos y a asumir el protagonismo cuando nos llega el turno. Desarrollaremos este punto más adelante en el apartado dedicado al miedo. También es posible que, en el contexto de una fiesta, no se den las condiciones descritas de apoyo, sino que por el contrario haya un ambiente de envidia y competitividad. En esos casos, por muchos artistas famosos que haya… ¡es mejor cambiar de fiesta!

 D) Movimiento Fluido y Delicado

      Aunque lo primero que salta a la vista del baile Flamenco es su fuerza y sus desplantes, contrastan con ella (y por eso también les dan mayor realce) la fluidez y la delicadeza, como se puede observar en los movimientos de brazos y manos.

      Realizándolos con una respiración adecuada, estos ejercicios son de por sí muy provechosos a nivel físico, ya que flexibilizan y oxigenan músculos y articulaciones, resultando muy adecuados para personas con distintos tipos de dolencias, como por ejemplo la fibromialgia o la artrosis. También a nivel de sensibilidad nos permiten ser perceptivos a estímulos sutiles.

      La educación que se adquiere con esta diversidad de tonos musculares, resulta altamente beneficiosa en este mundo en que vivimos en que se nos demanda un único tipo de actitud, focalizada en la eficacia y en la rapidez.

      En un trabajo con las emociones, no se nos pasa por alto el hecho de que estamos trabajando con la parte superior del cuerpo, incluida la zona del corazón –donde residen sentimientos amorosos- y las manos, importantísimo miembro de contacto con el mundo exterior.

      Es de sumo interés la vivencia de que nuestras emociones no son peligrosas en sí mismas, sino el hecho de quedarse atrapado en una en concreto, hasta el punto de que interrumpa su evolución a la siguiente. Los niños son en ese sentido un ejemplo muy aleccionador, ya que representan la capacidad de pasar de la ilusión al llanto y de éste a la risa de forma inmediata. Jesús Jara, autor de ‘El Clown, un Navegante de las Emociones’, sugiere en sus talleres dirigidos a descubrir el propio clown, la importancia de recuperar este estado de inocencia. Con ella, el payaso encuentra en cualquier percance una ocasión para vivir una nueva aventura. Al no permanecer prisionero de una emoción específica, mantiene intacta su capacidad de ilusionarse (“En la calamidad, el payaso siempre encuentra una oportunidad”).

Delicadeza flamenca

      De aquí llegamos al concepto de la fluidez de las emociones.
      La fluidez de movimientos nos transporta asimismo a la fluidez en otros campos de nuestro comportamiento. Al experimentar la fluidez en nuestro cuerpo, ponemos las bases para alcanzar un trato fluido con los otros. Al vivenciarla, queda impresa en nosotros de forma simbólica y a nivel tónico, lo cual puede influirnos –si es periódicamente reactualizada la experiencia-, en nuestras relaciones y en nuestros sentimientos.

     

Realizamos, por ejemplo, dinámicas en las que nuestros cuerpos “dialogan” con los de los demás, es decir, intercambiamos los roles de activo y pasivo continuamente; esto es posible si nuestra parte racional permite ocupar el espacio que le corresponde a lo intuitivo. La iniciativa de uno estimula a la del otro, pudiéndose vivir la capacidad de abandonarse temporalmente para, acto seguido, retomar la iniciativa y así sucesivamente. Desde esta experiencia hemos recorrido un buen trecho del camino para extrapolarlo a nuestras relaciones.

      En muchas ocasiones, no permitimos que las cosas ocurran con naturalidad por un exceso de voluntarismo: buscamos en vez de encontrar, hacemos en lugar de percibir lo que está ocurriendo. Estos ejercicios pueden ser un ejemplo excelente para apreciar la fluidez de la vida, para recuperar la sensibilidad a los regalos que nos ofrece el cotidiano transcurrir de los acontecimientos.

E) Picardía

      Desde la parodia al desplante cargado de salero, el Baile Flamenco nos ofrece una multitud de recursos para contrastar el dramatismo que lo caracteriza con esa ligereza propia de la risa.

      El flamenco bebe en este aspecto, como en muchos otros, de la sabiduría ancestral de la cultura andaluza. Más allá del conocido tópico del ‘andaluz gracioso’, encontramos en este aspecto una actitud ante la vida, una capacidad de reírse de todo -hasta de nosotros mismos-, con lo cual restamos importancia a nuestra propia tragedia cotidiana. Esto se ve reflejado en el cante cuando con frecuencia encontramos letras de situaciones tristes en cantes alegres. La finura de este sentido del humor hace incompatible a éste con una actitud ácida o menospreciativa de nuestras propias contradicciones. Lejos de caer en la resignación, en estas condiciones, estamos mucho más preparados para tomar distancia, mirar con otra óptica nuestros problemas y ser capaces de aceptarlos, allanando el terreno a la búsqueda de soluciones.

Picardía flamenca

      Gestos con los que le restamos dramatismo a la presencia del público, movimientos acrobáticos en un tono jocoso, engaños, desplantes divertidos… Con ellos, la persona que baila desempeña un papel en el que se le permite estar por encima del bien y del mal. Esta vivencia es sumamente liberadora, ya que al ser aceptados y aplaudidos, vemos ampliada nuestras posibilidades expresivas –muchas veces constreñidas por un exceso de formalismo. Esta liberación afecta a los/as demás gracias a la función de modelo antes mencionada. La liberación de una persona nos hace libres al resto. Como hemos visto, bailar flamenco es algo más que aprender una coreografía. Supone asumir como propias una serie de actitudes que están implícitas en el concepto de ‘Energía Flamenca’. Con ellas ampliamos el abanico de posibilidades que tenemos cotidianamente. Esto nos conduce al potencial del baile como vehículo para superar la mecanicidad.

Superar la mecanicidad

      Los seres humanos disponemos de un limitado repertorio de comportamientos que se nos permite desempeñar. Desde la educación a las normas sociales, se nos impone un modo de actuar, en muchos casos tan uniforme, que es difícil llegar a expresarnos como seres genuinos. Se crea una mecanicidad, como diría Mª. Adela Palcos, en la que también están comprometidos determinados grupos musculares. En efecto, a base de reprimir su uso, ciertos músculos se quedan atrofiados. Es lo que llaman en el Sistema Río Abierto ‘la traba’.

      Para restaurar esa capacidad de expresar nuestro ser más esencial, es necesario no sólo un análisis del origen de esa atrofia. Es preciso, también, reactivar esos músculos que han quedado durante largo tiempo en desuso a través del baile, dramatizaciones y/o masajes. También es conveniente ofrecer cauces de expresión, como por ejemplo a través de modelos.

Mecanicidad

 

      Una actividad curiosa es la que proponía Miguel López Castro en la escuela a sus alumnos: hacer un ‘play-back’ con el cante flamenco. Para cantar flamenco hay que hacer una serie de gesticulaciones tan extremas, que éstas tienen ya de por sí un enorme potencial expresivo. No es necesario estar dotado de las extraordinarias facultades que se precisan para cantar por Soleá para poder aprovechar una parte importante de su capacidad desinhibitoria.

Superar la mecanicidad

      En el baile, podemos enseñar también todo ese enorme abanico de gestos y actitudes transgresores característicos del flamenco. Ejercitarlos en un ambiente libre de críticas y permisivo. Bailarlos hasta incorporarlos como propios. Buscarle su sentido dentro del cante e interactuar con los otros participantes del taller son todos ellos pasos para vivenciar “que no pasa nada”. Y más aún, a través del trabajo con la Energía Flamenca, es posible animar a descubrir movimientos propios y dotarlos de un carácter flamenco.

      Para el espectador, ver a alguien bailar puede tener asimismo un efecto liberador, ya que tiene frente a sí un modelo, un patrón de comportamiento susceptible de ser imitado; es una puerta abierta a nuevos modos de enfrentarse a la vida. En el contexto de una fiesta flamenca, este papel puede ser desempeñado por todo aquel que conozca sus códigos, con lo que se populariza esta posibilidad de empoderamiento.

 

      La persona que enseña el baile, también representa un modelo, pero su función puede ampliarse en “dar permiso” para expresar todo tipo de actitudes. Sin embargo, para ayudar a expresarlas no basta con enseñar una serie de pasos a compás. Llegados a este punto, nos toca analizar cuáles son las herramientas que necesita adquirir la persona que quiere bailar.