Forma de abordar el trabajo

Formas de Trabajo en Autoestima Flamenca

La forma de desarrollar nuestro trabajo es a través de sesiones en las que el baile flamenco es su principal protagonista. En ellas hay dos partes diferenciadas pero que se interrelacionan entre sí: la relativa a la técnica flamenca (calentamiento, marcajes, pasos y compás) y la que incluye comentarios y dinámicas de grupos (juegos, dramatizaciones y cuentos). Pero es la forma de enfocar ambas partes y en las condiciones en las que se desarrollan, la que favorecerá decisivamente que el/la participante en el taller empiece a asimilar los contenidos. Como decía Gandhi “El fin está en los medios, como el árbol en la semilla”. Así, se tratará desde la óptica que describimos brevemente a continuación:

1. La técnica flamenca

  1. Los movimientos que se realizan tienen una influencia a nivel psicofísico si trascendemos el objetivo meramente estético y llevamos la conciencia y la respiración a las zonas que estamos activando.
  2. Los pasos son una herramienta, pero se estimulará también la recuperación de pasos que el/la estudiante conocía previamente y la investigación en los movimientos genuinos.
  3. Ya que trabajaremos con el baile de fiesta primordialmente, las coreografías tendrán un papel secundario. Más bien se estudiará cómo bailar con un sentido y congruentemente con la estructura del cante, dando un espacio a la improvisación, la autoexpresión y la creatividad.

2. Las dinámicas de grupo

  1. Estas actividades serán bailadas, es decir, los movimientos que se realizan en el baile flamenco son los que les dan forma, pero imprimiéndole el sentido de acuerdo con el objetivo específico que se persiga.
  2. Transmiten los contenidos de forma vivencial, es decir que implican corporalmente a los/as estudiantes.

Antes de entrar en detalle, es preciso aclarar los puntos de partida, los cuales entran en contradicción con las ideas preconcebidas que los/as participantes tienen del flamenco, de su aprendizaje y de la capacidad de cada persona de desarrollarlo. Por tanto, antes de iniciar el taller, ofrecemos una vía para que estas ideas no sean el obstáculo ante el cual se detengan antes de poder disfrutar de este arte apasionante.

Ideas Preconcebidas

♥ A pesar de que el flamenco resulta muy atractivo para muchas personas, existen una serie de ideas erróneas preconcebidas que nos van a dificultar acercarnos a él. Se suele decir que para aprenderlo se necesitan una serie de dotes naturales que de no tenerlas, no se pueden adquirir de ningún modo. Así, es muy frecuente que muchos participantes en los talleres digan que “no tienen gracia”, que “no tienen sentido del ritmo”, que tienen “un oído enfrente del otro”, etc. O también se ha alimentado el tópico de que hay que nacer en un lugar determinado o pertenecer a una raza para poder “llevarlo dentro”.

Sin duda, la mayoría de los genios han tenido una serie de características innatas o se han criado en un ambiente que les ha facilitado llegar a la cima del arte. Esto no quiere decir que estas personas no hayan hecho un trabajo exhaustivo con esos dones que la naturaleza les ha brindado; es más, una característica común de los artistas es su anhelo por pulirse, por mejorar sus facultades, por conocer y ser capaz de evolucionar. Esto quiere decir, que el aprendizaje es fundamental en todos los casos.

También es obvio que las influencias culturales vividas desde pequeños van a facilitar el expresarse de una determinada manera. Esto no significa que ésta sea una condición inexcusable. La atracción o el amor que se siente por el flamenco puede ser inmenso cuando nos acercamos a él, a pesar de que no nos venga dado por herencia. Es más, puede ser una ventaja a la hora de enseñarlo, ya que le resultará más fácil al profesor ponerse en la situación del que no sabe.

El empeño de ciertas personas de apropiarse de forma exclusiva del flamenco, ha imposibilitado a muchísimas personas acercarse a él. Pero estos tópicos tan extendidos entran en contradicción con conocidos casos de figuras relevantes de este arte. Así, Carmen Amaya, quizás la más grande de las bailaoras que ha dado la historia, nació en Cataluña; Paco de Lucía, genial tocaor que ha revolucionado el universo de la guitarra flamenca no es gitano; Enrique El Cojo, figura del baile y maestro de maestros, no estaba dotado de recursos para zapatear -como puede imaginarse por su apodo- sin embargo, superar su carencia –y éste es un elemento netamente flamenco-, le hizo desarrollar un arte que embelesó a quienes disfrutaron de él. Por eso, como condiciones previas para bailar flamenco tan sólo es necesario tener interés por aprender, deseos de expresarse y de mostrarse como cada uno/a es.

Por eso, podemos decir que el flamenco es tan amplio que permite ser ejecutado por cualquier tipo de persona. De todos es conocido que lo interpretan personas de distintas edades y procedencias. No hace falta ser guapo ni feo, ni delgado ni gordo, ni ser gitano ni ser gaché, ni siquiera es necesario ser andaluz. Tampoco, para aprender y disfrutar de este arte es necesario pretender llegar a ser un genio. Únicamente se necesita afición, amor y respeto, los cuales irán creciendo a medida que nos ‘lancemos a la arena’ y vayamos conociéndolo. Desarrollaremos la gratitud a la cultura andaluza, capaz de asimilar influencias milenarias y de diferentes tradiciones culturales hasta dar a luz un arte universal. Encontraremos un mundo inabarcable que, con seguridad, irá alimentando nuestra curiosidad y descubriremos una besana sin fin en la que podemos crecer como personas a medida que la cultivamos.

La Gracia es Patrimonio Universal

Con frecuencia hemos incorporado de tal forma a la imagen de nosotros/as mismos/as las etiquetas que nos han adjudicado desde pequeños, que llegamos a forjar un personaje de acuerdo con ellas, siendo incapaces de percibir lo que contradiga dicha imagen. Por ejemplo, es muy frecuente que alguien insista en considerarse “soso/a”, a pesar de que los/as demás le expresen lo contrario. Nuestro sistema de percepción de nosotros/as mismos/as queda menoscabado por estas contaminaciones que un simple detalle sirve para mantener. Por eso y basándonos en una larga experiencia, declaramos contundentemente que todas las personas pueden mostrarse con gracia cuando son espontáneas y auténticas.

Bailar ‘con gracia’ es algo que se puede adquirir, una vez que ampliamos nuestro repertorio de movimientos, los hacemos propios y dejamos un espacio para nuestra expresión más genuina. La actitud del maestro y del grupo como facilitadores, como apoyo y como espejo de nuestro potencial y nuestros avances será crucial, como desarrollaremos más adelante.Enfocando gran parte de nuestras actividades en buscar lo auténtico y lo espontáneo, en rescatar movimientos propios, en dar y recibir apoyo, entramos en un proceso de Crecimiento Personal, el cual se verá favorecido por una atmósfera adecuada.

Un proceso de Crecimiento Personal

Crecimiento Personal

♥ La dinámica de encontrar lo auténtico en nosotros, nos hace desarrollar dos actitudes muy saludables:

a) Conocimiento de uno mismo. Nada más comenzar la sesión, durante los ejercicios de estiramiento, calentamiento y energetización empiezan a llegarnos sensaciones de nuestro cuerpo; también a través de la música y el movimiento se despiertan diversas emociones. Es muy importante estar perceptivo/a a este material, ya que para encontrar lo más genuino de nosotros/os mismos/as necesitamos previamente despertar la sensibilidad a las señales que nos envía nuestro cuerpo.

b) Autoaceptación. Es necesario registrar todas estas sensaciones sin juicio ni crítica. Esta actitud se encuentra con muchas dificultades, ya que muchas de esas sensaciones son desagradables dado que son relativas a tensiones musculares, falta de flexibilidad, dificultades de coordinación, etc. Es muy habitual que nos enredemos en cadenas de pensamientos desvalorizantes de nosotros/as mismos/as (autoimagen pobre, ideas incapacitantes, sarcasmos –que revelan heridas en nuestro ego-, etc.) que, además de perjudicarnos en la tarea que estamos desarrollando, son inexactos:

Es muy frecuente que en los momentos iniciales de la sesión, haga su aparición un personaje que desempeña en nosotros/as un papel excesivamente activo: el Juez. El sentido crítico, tan necesario para muchas actividades y situaciones cotidianas, puede llegar a confundirnos cuando se emplea para todo. Es característico su exceso de severidad, su carga de culpabilidad y de perfeccionismo. Solemos aplicarlo contra nosotros/as mismos/as, lo cual va a provocar un efecto contrario al pretendido. Nos decimos frases crueles del tipo de ‘estoy muy viejo/a’, ‘estoy oxidado/a’, ‘soy muy torpe’, ‘yo no valgo para esto’, etc. Si esos pensamientos se dijeran en voz alta, provocarían indignación; sin embargo, con la creencia de que eso nos va a ayudar a mejorar, solemos permitir al Juez que llevamos en nuestro interior que nos insulte impunemente.

Esta actitud nos impide ver lo que está ocurriendo en realidad, y es que hemos empezado a desarrollar una actividad que no sólo nos destapa nuestras carencias, sino que nos ayuda a superarlas. Sería más exacto decir “soy torpe” cuando dejamos de percibir cómo nos encontramos y cuando no hacemos nada para poner remedio.

Por otro lado, si desarrollamos un ejercicio con una imagen pobre de nosotros/as mismos/as, añadimos una carga emocional que nos dificultará aún más ese mismo movimiento, pudiendo propiciar un abandono prematuro de la actividad. Por eso, a la hora de hacer un estiramiento, por ejemplo, preferimos no buscar el obtener un resultado concreto, ni mucho menos llegar a él a través del dolor o del esfuerzo exagerado, lo que aumentaría la rigidez. Esto hará que nuestro cuerpo ceda sin hacernos daño. En este proceso es fundamental la respiración profunda y un control de nuestros pensamientos.

Como hemos dicho, pensamientos centrados únicamente en las carencias que estamos detectando, nos impiden percibir que en ese momento estamos desarrollando hábitos saludables y que estamos en la tarea de ponerle remedio a dichas carencias.

Estas dos actitudes de conocimiento y autoaceptación se verán reforzadas si existe en el grupo un ambiente entrañable, de respeto y confianza.

Un ambiente entrañable de respeto y confianza

Un ambiente entrañable

Una tarea primordial a la hora de trabajar con un grupo es la creación de una atmósfera adecuada. Esta tarea, que es común en todos los grupos humanos que persigan el Crecimiento Personal de sus miembros, puede favorecerse desde el flamenco, el cual nos brinda muchísimas posibilidades. Y es que muchas de las actividades que se realizan con el baile y el compás flamenco son per se facilitadoras de la comunicación y de la cohesión grupal.

Ejemplos muy claros se pueden apreciar en el hecho de Tocar las Palmas, en el Baile de Parejas y en el Baile Individual, realizados en un corro flamenco.

El hecho de tocar las palmas en grupo crea un sentimiento de pertenencia y lazos de gran intensidad entre sus integrantes, gracias a la contribución de varios elementos:- Es una tarea común con un sentido y de forma sincronizada.

– Manejo de un lenguaje común.

– Aceptación de unos códigos comunes:

  • Adecuar el sonido de las palmas a las necesidades de la música o el baile.
  • Anteponer la creación de una música común a las necesidades de lucimiento personal. Este aspecto no está reñido con los momentos en los que se da un protagonismo individual, ya que éste no acapara todo el espacio, sino que después de ocuparlo temporalmente, se cede a otra persona.
  • Todos contribuyen. Tanta importancia puede tener el virtuosismo de quien hace un contratiempo en el momento adecuado, como el que por ejemplo hace la base con palmas sordas –ya que éste va a crear un “colchón” en el que el grupo va a apoyarse.
  • Estar dentro del compás. Este elemento permite la participación de todos/as. En el caso de que haya personas que tengan dificultades a la hora de llevar el ritmo, existen una serie de claves:
    -Es posible apoyarse en los/as otros/as. El ritmo realizado por el grupo sirve como guía, ya que hay una tendencia natural a buscar la sincronicidad. Con mucha frecuencia se demuestra que una sola persona no es capaz de acompañar con las palmas el cante, pero sí es posible hacerlo en grupo. Tocando las palmas nos reafirmamos pues en la sabia sentencia de que “la unión hace la fuerza”.
    -En caso de confusión, es menester parar, escuchar de nuevo al grupo y volver a empezar.
    -Cuando una persona tiene especiales dificultades en seguir el ritmo tiene dos opciones:
> Simplificar al máximo, por ejemplo, percutiendo sólo en los acentos. El énfasis debe
hacerse una vez más en tocar desde un estado relajado y de seguridad. En estas
condiciones y después de un período de tiempo, el ritmo sale solo, entrando en un
estado de meditación activa, un tipo de trance en el que no intervienen los pensamientos.
> Intentar llevar el compás sin sonido (por ejemplo, dando con la mano en el muslo), y escuchar.

Se favorecen de esta forma actitudes de ‘escucha’ ante las necesidades del grupo. El resultado que se obtiene es el de una auténtica sinfonía de percusión, sin más director que la existencia de un grupo cohesionado. Vivimos así una experiencia de “Solidaridad Flamenca”.

Ambiente de confianza

También en el baile a parejas es posible crear intimidad y complicidad al darse una armonía entre los movimientos de la pareja. Se da asimismo una actitud de escucha entre ellos. La vivencia es de gran intensidad al estar implicaos los cuerpos de los participantes. La comunicación de nuestras emociones es mucho más sincera y directa. Resulta curioso comprobar cómo puede darse un sentimiento de cercanía de forma tan inmediata, mucho más que si esa comunicación fuera con palabras.

Baile individual. En el flamenco, el baile no es un fenómeno meramente individual, aunque lo realice una sola persona. Se necesita el concurso de un grupo que crea la música, que anima y que acompaña con las palmas. El que baila aporta su cuerpo a un grupo en el que todos aportan, dando lugar a un momento único e irrepetible. Cuando se llega a un estado de éxtasis, el bailaor o la bailaora no son dueños exclusivos de sus movimientos, sino que son fruto de la magia creada en ese momento. Es lo que se suele llamar el duende.
Por supuesto, que es necesario trabajar una serie de condiciones para que estas actividades sean fructíferas. Se precisa la misma actitud de aceptación y de respeto que tenemos que tener con nosotros/as mismos/as.
Para crear este ambiente en el aprendizaje, las críticas, en caso de ser necesarias, debe de realizarlas el profesor exclusivamente, siendo la función de los/as compañeros/as apoyarse. En este contexto, vemos más congruente utilizar primordialmente los refuerzos positivos por parte del docente, es decir, enfocar sus comentarios más en los logros obtenidos que en sus carencias –como ya explicamos anteriormente-, ya que aportan emociones sobre las que es más fácil construir la seguridad en uno/a mismo/a. La letra, no con sangre, sino con placer entra.
Con este enfoque no se pretende deslegitimizar otro tipo de pedagogías más basadas en el estoicismo, la disciplina y la capacidad de sacrificio. Es obvio que también así se obtienen resultados. Por eso, no es necesario renunciar por completo a ellas en determinados momentos; pueden incluso ser un revulsivo para que el amor propio nos haga reaccionar. Pero conviene ser conscientes de la carga emocional que generan, al igual que del mensaje que lleva implícito de desconfianza en nuestra capacidad de autorregularnos. Por eso, hacemos una opción en profundizar mayormente en el camino de premiar y reconocer lo que tenemos y los avances que realizamos.

En el trabajo realizado en barrios marginales, se aprecia especialmente la necesidad de crear un espacio protegido dentro del entorno de la clase. Como ejemplo, vamos a detallar las experiencias vividas en el barrio sevillano de las Tres Mil Viviendas (Polígono Sur). Éste era inicialmente un barrio obrero, pero una política de usarlo como cajón de sastre para todo lo que resultaba ‘molesto’ para el sistema y un posterior abandono a su suerte, crearon unas condiciones en las que la convivencia se ha ido deteriorando día a día.

Tiroteos, robos y vandalismo generan entre sus habitantes un estado de alerta cotidiana, desconfianza y una actitud defensiva de manera indiscriminada. Además de una política que enmiende errores acumulados durante décadas, se aprecia la necesidad de favorecer la creación de círculos en los que sea posible la convivencia, espacios de encuentro en los que los/as participantes puedan expresarse libremente, que pueda manifestar su vulnerabilidad sin miedo a ser maltratados/as.

Allí se inició un proceso que comienza en el año 1991 con talleres de baile por sevillanas, los cuales desembocaron en la posterior creación de un coro flamenco, talleres de iniciación al flamenco de fiesta y, finalmente, de Autoestima Flamenca. Los resultados obtenidos en cuanto a los contenidos son dignos de tener en cuenta ya que el sello que le imprimen al flamenco los/as aficionados/as de clases populares forman parte de la misma esencia de este arte. Pero hay más. Muchos/as de sus integrantes repiten año tras año a la vez que hay nuevas incorporaciones, habiéndose creado una red de apoyo y solidaridad, una sabiduría grupal y unos códigos de saber estar. Este milagroso equilibrio entre personas, muchas de ellas con una biografía repleta de penalidades, es una fuente de aprendizaje mutuo. No sólo ha contribuido al bienestar de los/as participantes y del propio profesor, sino que le ha brindado un carácter netamente flamenco a la técnica de la Autoestima Flamenca.Resulta curioso cómo esta capacidad de potenciar lo social no suele aprovecharse convenientemente en la enseñanza académica del flamenco. En estas clases lo más habitual es que la relación sea del alumno con el espejo y con el profesor, dejando a un lado el caudal que supone el sentirse apoyado por los/as compañeros/as.

Prueba de los resultados que se obtienen por este otro camino es la experiencia con el grupo de las que llamo ‘Las Pioneras’. Formado al amparo del ya desaparecido Centro de la Mujer “Taracea”, confluyeron en él personas de diversas procedencias. Las relaciones de apoyo que se generaron les llevó a sentirse seguras para asumir el reto de bailar en público. Tras tan sólo unos pocos meses de aprendizaje, se subieron al escenario de una fiesta del barrio y de una en una presentaron su trabajo. La espontaneidad en el baile como una forma de mostrar su autenticidad más el apoyo de las compañeras –que hacían de palmeras-, fueron los ingredientes principales de una presentación en los que se integraron, formando una unidad, el cante y el calor del público. Resulta difícil de imaginar con tan poco tiempo de preparación, realizar tantos bailes diferentes entre sí, con un nivel técnico más que aceptable y con una entrega que nos cautivó a todos/as.

La confianza no sólo es un alimento para la continuidad de este grupo que aún hoy, tras nuevas y valiosas incorporaciones, sigue semana tras semana profundizando en esta forma de acercarse al flamenco y al Desarrollo Personal. También es un elemento esencial para el mismo profesor. Con las alas que le brindan con su presencia y entusiasmo permanentes, ha sido posible para él desarrollar su propia creatividad y materializar las intuiciones sobre esta forma de trabajo.

Estas páginas son deudoras de este grupo de pioneras y de otros que le han seguido, convirtiéndose los talleres de Autoestima Flamenca una vez más en un proceso de aprendizaje mutuo. Gratitud especial a los pocos hombres que se atreven en estos grupos a ir más allá de las limitaciones impuestas por la educación patriarcal.

Y muy especialmente a las mujeres, componentes mayoritarias de estos talleres a los que les han dado el ser. Ellas han aportado la sensibilidad y capacidad de trabajo que caracteriza al género femenino, manteniendo a la vez una atmósfera fecunda y una apuesta decidida por desarrollar lo más valioso de la esencia humana.

 

Estas actitudes de apoyo y confianza pueden generalizarse, es decir, que poco a poco las podemos ir trasladando a otras esferas de nuestra vida, fuera del contexto del taller, lo que sin duda nos beneficiará en nuestras relaciones personales. Para ello, contamos con tres ventajas:

  • Nos implicamos corporalmente en estas tareas, lo cual hace que la experiencia sea vivida no sólo a nivel racional. Lo he sentido, luego es posible.
  • Se convierten en imágenes simbólicas que pueden funcionar como modelos en situaciones análogas.
  • El carácter lúdico que las caracteriza, facilita la necesaria reactualización. Es decir, para que estas experiencias no pierdan su fuerza es preciso repetirlas, lo cual no supone una pesada obligación más que añadir a nuestro repertorio, sino que constituye un placer.

Encontramos, por tanto, que aprender y practicar el baile y el compás flamenco puede ser una actividad higiénica y sanadora.

Un actividad higiénica y sanadora

Autoestima Flamenca: una actividad higiénica y sanadora

Desde el punto de vista meramente físico, el baile flamenco puede ser un auténtico regalo para nuestro cuerpo. Es un tipo de baile muy completo, ya que pone en funcionamiento todos los segmentos de nuestro cuerpo y con él se realizan diferentes calidades de movimiento. A través de la experiencia acumulada en estos años, las aportaciones de los/as participantes en los talleres y apoyándonos en las observaciones realizadas por profesionales como la bailaora granadina Ana Mª. Ruiz o Emilia Navarrón –psicoterapeuta ocupacional e integrante del grupo de investigación de los efectos del baile flamenco en personas con trastornos mentales graves pertenecientes a los HH. UU. Virgen del Rocío de Sevilla- podemos decir que su práctica continuada tiene un efecto muy beneficioso en los siguientes aspectos:

 

  • Habilidades motoras: flexibilidad, agilidad, rapidez de reflejos, coordinación, equilibrio, ritmo, organización temporal y espacial y corrección postural.
  • Habilidades cognitivas: memoria, atención y capacidad de concentración.
  • Aspectos volitivos: mostrar curiosidad, intentar desafíos, mostrar preferencias, intentar corregir errores, mantenerse involucrado, invertir energía, emoción y atención adicionales, mostrar orgullo.
  • Habilidades de relación: gesticulación, expresión corporal y verbal, la escucha, la mirada, la percepción de uno mismo y del otro, la aceptación, la confianza y el sentimiento de pertenencia a un grupo.

Por otra parte, el hecho de que admite todo tipo de ejercicios, desde los más simples hasta los más complejos, favorece el que pueda realizarlo todo tipo de personas, independientemente de su edad y condición física. Prueba de ello son los talleres realizados con mayores, a los que asisten personas de hasta noventa años.
Especialmente sobrecogedor fue el caso de M. que acudió con muletas al taller de mayores celebrado en el Polígono Sur de Sevilla. Ella había sido víctima de una explosión sucedida en el bloque en el que residía meses atrás. Aún convaleciente, apostó decididamente por su rehabilitación acudiendo al taller. Adecuando su esfuerzo a sus posibilidades, no sólo consiguió mejorar su movilidad, sino que potenció su voluntad de superarse e integrarse en el grupo, además de educar su capacidad de autorregulación.También es cierto que si no se realiza un calentamiento adecuado, hay ciertos movimientos que pueden resultar agresivos, como los zapateados o los movimientos rápidos e interrumpidos en seco. Esto implica:

 

  • Incorporar ejercicios previos de respiración, calentamiento, elongaciones y de energetización o relajación, según la necesidad. Para ello utilizamos ejercicios de la gimnasia clásica y también de otras disciplinas, como la gimnasia china (Chi-Kung), ejercicios de Bioenergética, etc.
  • Finalizar la sesión con ejercicios de estiramiento, ya que en cualquier actividad física alargamos determinados grupos musculares en detrimento de otros, por lo que conviene devolverlos a su estado original.
  • Una actitud de escucha a las señales que nos manda nuestro cuerpo. Como hemos dicho, la percepción de estas señales no debe ser distorsionada por marcarse objetivos únicamente estéticos o de rendimiento. Más bien, se trata de tomar conciencia de cómo estamos cada día y adoptar conductas de cuidado y protección con nosotros/as mismos/as. Estamos, pues, potenciando actitudes y valores muy beneficiosos, como son el autoconocimiento sin críticas y la autoaceptación activa.

A nivel emocional, contamos en primer lugar con el poder evocador de emociones de la música en general. Y más concretamente la música flamenca, que a pocas personas deja indiferentes.

En segundo lugar, la importancia del ritmo en esta música, merece un apartado específico dedicado al papel que desempeña como regulador de las emociones.

En tercer lugar, la respiración profunda y los movimientos flamencos realizados de forma consciente, van a tener una repercusión a nivel emocional y energético ya que se activan diferentes segmentos corporales y centros de energía.

En cuarto lugar, hay que destacar el valor altamente motivador que tiene el flamenco. No nos cansaremos de repetir la contribución que aporta el carácter lúdico del baile en general y del baile flamenco en particular, ya que los esfuerzos necesarios se realizan desde el placer.

Practicando el baile flamenco realizamos una higiene cotidiana de nuestra energía y nuestras emociones. Desarrollar estos puntos nos conduce al apartado de los contenidos.

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